#TBT42: No somos una afición del Primark
Miércoles, 28 de febrero.
En Madrid llevamos varios días bajo una constante lluvia, de esas que no respetan ni los 5 minutos de café y cigarro en la pausa del trabajo. Suena el despertador y me asomo un poco a la ventana, parece que no llueve, si joder eso que se ve es el sol POR FIN UN POCO DE SUERTE vamos a poder ver al Depor con tranquilidad, ilusa. El día va pasando con pequeños amagos de lluvia, bueno, vale es aguantable en ese puto estadio que es todo abierto nos vamos a mojar pero que más da, somos gente marinera ¿no?
Ya estamos acabando la pre-previa (si se hizo una pre antes de la previa, recordad somos Centenariazos y nos gusta una fiesta más que a la peña Higado de Tristán… bueno eso es difícil); apuramos los últimos sorbos de la Estrella y rumbo al cercanías, sigue lloviendo. Por fin en Getafe, joder se nos había olvidado que esto está donde Cristo perdió el mechero y que el Cercanías a estas horas parece una lata de sardinas. Corre, que si apuramos aún podemos tomar unas antes de entrar al estadio. Y ahí es cuando te das cuenta que una vez más, la suerte, la puta suerte que parece que ha decido hacernos el vacío este año tampoco nos va a acompañar hoy. Empieza a caer el diluvio universal, de estas lluvias que te da igual llevar un NorthFace de 300 pavos que un abrigo del Primark, llega un punto que son igual de impermeables. Y ahí estábamos , refugiados en los soportales del bar con la cerveza en la mano pensando “tan so por ti” y aguantando los típicos chascarrillos “bueno no os quejaréis esto para vosotros es como jugar en casa…” (Si amigos, los que vivimos en la capital aguantamos esas bromas cada vez que cae una gota, en fin).
Ya en el estadio no dejas de animar, cada llegada te parece una ocasión clarísima, aunque realmente no tirásemos ni a puerta; cada galopada por la banda te hace venirte arriba y en cada córner piensas que ahí si ahí por fin llegaría. Pero es el Getafe el que marca, el primero, el segundo… el equipo una vez más baja los brazos, vuelve a ser un muñeco de trapo en manos del rival. Y ahí estás tú, una vez más viendo el precipicio tan cerca, una vez más asimilando los prácticamente inevitable en Getafe, una vez más preguntándote que más le hace falta para dejarse el alma en el campo, si no les llega con ese centenar de personas empapadas, conscientes de que al día siguiente tendrán una gripe de cojones pero que lo dan todo por una locura, por una pasión, por esos colores y ese escudo.
Y así pasaron los 90 minutos, realmente no se en qué momento del partido empezó a llover menos, ya no importaba, ni la lluvia ni nada solo el ridículo sobre el césped. Quizá nosotros ya estemos como mi impermeable, cansados de aguantar , quizás después de tantas temporadas en la misma situación no podemos más. Ese día llegará, llegará el momento en el que digamos hasta aquí, y nadie sea capaz de sacar a flote este barco empeñado un año más en hundirse. Pero de momento nos seguimos autoengañando cada semana, de momento seguimos esperando que el viernes ahora si ganemos .Seguirá habiendo miles de gargantas enloquecidas en cada estadio, seguiremos llenando Riazor, seguiremos remando solo por el escudo, solo por los colores, solo por el resto de gente que anima cada semana a tu lado, por que ellos no se merecen que les abandonemos. Por ti que animas cada semana, por quien tiene el abono a tu lado, por nosotros, sigamos siendo esa afición de “300 pavos” no nos convirtamos por cansancio en una afición del Primark.